Elvis Martínez fue lavaplatos, pelaplátanos y mesero en Nueva York (Video)


Fuente Externa

Elvis Martínez tuvo que trabajar duro en la calle desde los seis de edad para ayudar a sus padres, pero entrada su juventud le cambió a ritmo de bachata, género tropical que le dio un giro a su vida.

“El Jefe”, como ahora le llaman, tenía 13 años y cursaba el 5to grado de la primaria, cuando escribió su bachata más exitosa, “Maestra”.

De niño “se enamoró” de su profesora de matemáticas, María, de unos 24 años. Su maestra fue su amor platónico y tratando de impresionarla y llamar su atención se convirtió en el mejor estudiante de su clase, sacando la máxima puntuación en los exámenes.

En el aula de la escuela Paulina Valenzuela, del barrio Rivera del Haya, en San Francisco de Macorís, provincia Duarte, al norte del país, Elvis plasmó su amor en su primera canción “Maestra”, que guardó como un tesoro y que luego grabaría en su segunda producción.

“Esta canción era algo tan personal que me daba vergüenza compartirla con la gente. Con mi maestra fue un amor platónico que quedó plasmado para siempre en esa canción”, reveló.

TRABAJADOR DESDE NIÑO

Para ese entonces Elvis ya había vivido la difícil experiencia de haber realizado múltiples trabajos, que desde los seis años tuvo que hacer para ayudar a su numerosa familia.

A eso se agregó que desde muy chico, entre los 9 y 10 años, falleció su padre. Es el noveno de una familia de 13 hermanos y viviendo en la absoluta pobreza trabajó desde limpiar zapatos, construcción, vendedor de dulces y panadero hasta muchacho de mandados.

“Fueron muchos los oficios que aprendí antes de llegar a la música, pero siempre me acompañó el sueño de cantar y de estar en un escenario. Tuve una niñez muy difícil porque trabajo en la calle desde que tengo seis años y aunque tuve mis momentos de diversión tuve que aprender la responsabilidad de un trabajo por necesidad”, comentó a LISTÍN DIARIO.

EMPEZÓ COMO “MANBOY”

En sus primeros años de juventud fue “manboy” o carga instrumentos y equipos del grupo musical “Eddy y Luis” en su pueblo.

Luego se convirtió en cantante, hasta llegar a tener su propio grupo de bachata con el que comenzó a vivir una vida más digna y otra realidad económica. La oportunidad de viajar a Estados Unidos le llegó como güirero de “El Chacal de la Bachata”, lo que aprovechó para quedarse a vivir ilegal en la gran nación.

Viviendo en Nueva York tuvo que empezar de nuevo. Dejó la música y se empleó en un restaurante. “Allí lavé platos, pelé plátanos, papas, fui mesero, hice de todo un poco”, expuso al mirar ese pasado.

Entonces volvió a acercarse a la música  y en Nueva York tuvo que volver a trabajar como “manboy” del grupo de Raúl Oro Sólido.

Un día desesperado decidió visitar la estación de radio La Mega, y afuera del edificio esperó por más de una hora hasta que un empresario lo reconoció debido a que su rostro salía en la producción que había grabado en el grupo Eddy y Luis.

“Ese señor llamó a Franklin Romero para que me conociera y Franklin me subió a su yipeta, me dijo que le cantara y me dio una tarjeta para que fuera a una cita, al día siguiente, a un restaurant, que resultó ser el mismo lugar en el que yo trabajaba, y que luego reconocí a Franklin porque siempre le servía, allí, un café todos los días”, relató.

Definitivamente su destino estaba marcado por la bachata. De manos del hoy senador por la provincia Duarte, Franklin Romero, se abrió un espacio, convirtiéndose en compositor e intérprete de sus canciones. La historia completa dando clic aquí


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