El ‘negrito de Villa’ recibe el Gran Soberano
El merenguero Sergio Vargas fue homenajeado por sus 37 años de carrera artística y dedicó la premiación a su familia y al pueblo de Villa Altagracia
SANTO DOMINGO, RD.- Sergio Vargas conquistó anoche el Gran Soberano, la máxima distinción que otorgan Acroarte y la Cervecería Nacional Dominicana.
La presidenta de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), Emelyn Baldera y Franklin León, de la Cervecería Nacional Dominicana, entregaron la distinción al popular artista.
“Gracias a los músicos, a los compositores, a los arreglistas, Juancito Valdez, Manuel Tejada, Dioni Fernández. Yo me atrevería a cambiarle este trofeo al presidente Medina por cinco escuelas en cualquier lugar del país para que nuestros músicos y cantantes puedan exhibir mejor conducta. Clamó por los músicos… este trofeo le pertenece a Villa Altagracia”.
De la tragedia a la fama
La exitosa carrera del artista también conocido como “el ejemplo” comenzó en 1981, cuando participó en el Festival de la Voz que organizó Rafael Solano en “El Show del Mediodía”.
En los años 70, él se encontraba ante la incertidumbre de aquellos años en que su padre era trabajador del ingenio de Villa Altagracia, ciudad donde nació hace 58 años y de la que proclama con frecuencia ser su hijo orgulloso.
Su madre murió en 1966 cuando él tenía seis años y tuvo que sumarse a buscar el sustento de una amplia familia de trece personas.
Es precisamente a los 10 años de edad cuando Sergio Vargas hizo conciencia de que era huérfano y tenía que fajarse a trabajar.
La muerte de su madre, Ana Parra (de 26 años) le dejó un vacío y el alma desgarrada. Junto a cuatro hermanos, vivía en el batey Las 80 Casitas de Villa Altagracia. Allí entablaba un pleito frecuente con Dios, pues no entendía por qué no podía, como sus primos, tener la dicha de envolver unas tazas o unos platos en papel celofán y entregárselos a su progenitora el día de las madres.
Sergio creció anhelando ese amor por su progenitora. Así la recordaba en una entrevista con LISTÍN DIARIO: “A mi madre la asesinaron. Fue al hospital y ella le dijo al médico que era alérgica a la penicilina y él le dijo: – si eres médico cúrate tú; la inyectó y mi madre falleció”.
Aunque no ha estado físicamente, Ana Parra siempre lo ha acompañado. El merenguero sostuvo que la ha visto en momentos significativos de su vida.
“A mí no me gusta hablar de eso porque la gente dirá que estoy loco. Recuerdo que el día que grabé el tema La Quiero a Morir vi esa mariposa que tenía el rostro de mujer y que voló por todo el estudio mientras estaba grabando; inmediatamente supe que era mi madre”.
Así también dijo que la vio como una sombrilla evitando que no lloviera cuando se presentó en el anfiteatro Altos de Chavón (1988) y en medio de unas cortinas en el hotel Jaragua cuando ensayaba para un espectáculo en 1990.
La falta de una madre al lado y la pobreza económica familiar lo llevaron desde temprana edad a la calle a trabajar para ayudar al papá y a sus hermanos.
A los once años, don Sergio Vargas padre se casó de nuevo con Ramona, quien procreó cuatro hijos para completar los nueve.
En ese trajinar en busca del pan, la familia se mudó a Los Mina, donde la historia de vicisitudes cambió el curso de su vida. “Lo peor que me ha pasado es la muerte de mi mamá y después salir de Villa. A mí no podían sacarme del lado de mi abuela y de ese batey. Yo moría de angustia y de sufrimiento”, recordó durante una entrevista con LISTÍN DIARIO.
En Los Mina trabajaba llenando tanques de agua a 50 centavos el embase. La historia completa dando clic aquí