A 30 años de la trágica muerte de Catarey, el rey de la tambora dominicana: Video

SANTO DOMINGO.- Este miércoles 18 de julio se cumplen 30 años de la trágica muerte de Ángel Miró Andújar, conocido como “Catarey”, quien fuera uno de los percusionistas más destacados de la República Dominicana.

Desde las primeras horas del día figuras de la música criolla han rendido honor, a través de sus redes sociales, al conocido tamborero que falleció en un accidente de tránsito en medio de una gira en Venezuela, tocando junto al grupo 440 de Juan Luis Guerra.

Hoy la pianista de esta agrupación, Janina Rosado, hizo un llamado a los legisladores y al embajador del país ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), José Antonio Rodríguez, para que el 17 de julio sea declarado “Día Mundial de la Tambora”.

También el líder de 440, Juan Luis Guerra, quien escribió en su honor la canción “Ángel para una tambora”, se pronunció de esta manera: “Ángel para una tambora. Recordando tu gran legado. Familia 440”.

En tanto que Roger Zayas Bazán, uno de los integrantes de la agrupación le rindió homenaje con un largo escrito en el que expuso: “Hoy se cumplen 30 años de uno de los momentos más difíciles en nuestra carrera artística. Hace 30 años falleció nuestro querido Ángel Miró Andújar, cariñosamente Catarey, mientras estábamos de gira en Venezuela. Un día nefasto para nuestra música y en especial para nuestra agrupación, ya que esto provocó que desapareciéramos de la escena musical durante un año. Catarey fue uno de los grandes percusionistas de su tiempo y un gran revolucionario de los instrumentos típicos criollos, en especial la tambora”.

Con un corto video en el que aparece Luis Rosario tocando la tambora, Los Hermanos Rosario recordaron a Catarey y René Solís, su mánager, escribió para él este mensaje: “A 30 años de tu partida, tu tambora todavía resuena querido Catarey. Estarás siempre presente en cada merengue que se interprete en cualquier parte del mundo, porque pusiste tu alma y tu corazón en cada repique, y en cada una de tus brillantes ejecuciones. ¿Sabes algo? Hubo momentos en que no sabíamos si tú eras la tambora, o si la tambora eras tú. Gracias por darnos tanto! Gracias por tu legado!”.